APRENDER A CONDUCIR UNA CLASE DIFERENCIADA
Pocos docentes sabemos automáticamente como conducir una
clase
que responda a la intimidante realidad de la variación entre
los alumnos.
Es una destreza que se adquiere, al igual que cualquier otra
pericia o arte.
Tal vez una buena
manera de comenzar sea hacer una lista de algunas
destrezas clave que el docente irá desarrollando con el
correr del tiempo, a
medida que aborde en forma consciente y reflexiva la
enseñanza
diferenciada. Los docentes que se sienten cómodos y competentes
con la
diferenciación casi siempre desarrollan las capacidades de:
•organizar un currículo centrado en información, conocimiento
y
destrezas esenciales;
•observar y reflexionar sobre cada alumno, así como sobre el
grupo;
•no quedarse con las primeras impresiones, ver más allá de los
hechos, borrar los estereotipos;
•alentar a los alumnos a expresarse;
•considerar y utilizar el tiempo con flexibilidad;
•buscar una amplia gama de materiales;
•idear muchas maneras de lograr un objetivo común;
•diagnosticar las necesidades del alumno y diseñar experiencias
de aprendizaje que respondan a los diagnósticos;
•pensar qué podría salir mal en una actividad o tarea y
estructurar el trabajo de los alumnos de modo de evitar
posibles
problemas;
•compartir la responsabilidad de la enseñanza y el aprendizaje
con los alumnos, asegurándose de que estén preparados para
asumir los roles compartidos;
•variar los lugares y modalidades de trabajo de los
alumnos a fin de renovarlos y ayudarlos a que se vean a sí
mismos
de otro modo;
•mantenerse al tanto de la proximidad y el avance de los
alumnos
hacia metas personales y grupales;
•organizar los materiales y el espacio;
•dar directivas;
•enseñar apuntando al logro de las metas, y
•crear una sensación de comunidad en el aula.
Hay tres metáforas oportunas en relación con el rol
del docente en un aula diferenciada. (Siéntase usted también
libre de
crear su propia metáfora.)
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